El Obispo Thomas Olmsted J. ordenó a cuatro hombres — el P. Sheunesu Bowora, el P. Dan Connealy, el P. Ryan Lee y el P. David Loeffler — al sacerdocio el 11 de junio en la Parroquia Santo Tomás de Aquino en Avondale. Los cuatro compusieron la clase de ordenación más grande durante los últimos cinco años.

Para este grupo más reciente, el lazo fraternal era casi tan perfecta como la transición del obispo durante la Misa de llamar a los ordenandos “queridos hijos” a llamarlos “hermanos”.

“Esta hermandad comienza con nuestra identidad en Cristo y de esa, una vez que ya tenemos un fuerte vínculo”, dijo el P. Loeffler, personalidades únicas comienzan a surgir.

Se dio cuenta de esto cuando el nuevo sacerdote — que creció en Yuma, pero encontró un hogar en la Parroquia San Pablo después de mudarse a Phoenix — recordó la imposición de manos. El obispo, seguido de una procesión de sacerdotes, silenciosamente puso sus manos en la cabeza de cada ordenando como arrodilló a los pies del altar. El P. Loeffler solamente podía ver un alba que se movió desde un ordenando a otro.

 
Luego el Obispo Olmsted ungió sus manos y un sacerdote les ayudó a poner sus nuevas vestimentas. Por un tiempo al final, el obispo y cada sacerdote pasaron el altar reverentemente.

El P. Loeffler se sentía animado saber que ahora está unido a cada sacerdote en vivir a la misma misión. Durante el rito de ordenación, el Obispo Olmsted recordó a los fieles que Dios hizo a su pueblo santo entero “un sacerdocio real en Cristo”. Señaló el ministerio ordenado de los cuatro hombres para servir como Cristo el maestro, sacerdote y pastor.

“A partir de hoy en adelante les llaman a ustedes ‘Padre’, y en la medida que adoptan su paternidad, aprenderán humildad y aprenderán a ser valientes”, les dijo el Obispo Olmsted. “La humildad arraiga nuestro ministerio en verdad y establece una fundación para la oración. Sólo cuando admitimos que ‘no sabemos cómo orar como deberíamos’, estamos listos libremente para recibir el don de la oración”.

El P. Bowora expresó su gratitud por la oración unida de tanta gente durante la Letanía de los Santos. Fue justo antes de la imposición de manos que los cuatro elegidos se postraron frente al altar mientras que los fieles invocaron los nombres de muchos santos.

 
“Realmente podrías sentir el peso de toda la Iglesia. Fue una realización que esto es más grande que cualquier individuo”, dijo el P. Bowora.

Él considera el sacerdocio como una nueva aventura porque todo se verá desde una nueva perspectiva: a través de los ojos de Cristo. El P. Bowora busca cada oportunidad sacerdotal, especialmente la de conferir los sacramentos.

“La idea de seres humanos haciendo estas cosas santas — ser conformado a Cristo — esto viene desde más allá de nosotros”, dijo el P. Bowora después de que su línea de personas que buscaban una primera bendición disminuyó.

El Obispo Thomas J. Olmsted unge los manos del P. Fr. Ryan Lee durante la Misa de Ordenación sacerdotal en la Parroquia San Tomás de Aquino en Avondale el 11 de junio. (Billy Hardiman/CATHOLIC SUN)
El Obispo Thomas J. Olmsted unge los manos del P. Fr. Ryan Lee durante la Misa de Ordenación sacerdotal en la Parroquia San Tomás de Aquino en Avondale el 11 de junio. (Billy Hardiman/CATHOLIC SUN)

El P. Lee, quien estudió con el P. Bowora en el Seminario Teológico San Juan Vianney en Denver, encontró el momento simbólico en que se conformó su vida a Cristo una parte profunda de la Misa de ordenación que duró dos horas. Cuando el Obispo Olmsted ungió sus manos con el aceite sagrado, sabía que la vida sería diferente.

“Aquel momento fue cuando mis manos se transformaron en las manos de Cristo. Existen ahora para santificar y servir,” dijo el P. Lee.

Describió sus primeras horas del sacerdocio como llenas de mucha alegría y gracia. El nuevo vicario parroquial en la Parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Glendale espera servir al pueblo de Dios de una manera mucho más profunda.

Es el apoyo orante, financiero y práctico de los fieles que brinda seminaristas la oportunidad de discernir en paz una vocación sacerdotal. Los nuevos sacerdotes vieron que muchos de esos hacen de la gente su camino a través de cada línea para recibir una bendición.

“Fue un tipo de lección de humildad recordar cuántas personas me han apoyado durante los años. Vi muchas caras del pasado que no esperaba ver”, dijo el P. Connealy. “Realmente fue una bendición ver el testimonio de todas las personas que aman el sacerdocio y lo que significa para ellos”.

El Obispo Thomas J. Olmsted ruega el Oración de Ordenación en la Parroquia Santo Tomás de Aquino en Avondale el 11 de junio. (John Bering/CATHOLIC SUN)
El Obispo Thomas J. Olmsted ruega el Oración de Ordenación en la Parroquia Santo Tomás de Aquino en Avondale el 11 de junio. (John Bering/CATHOLIC SUN)

El P. Connealy está deseoso de conocer y aprender de sus compañeros sacerdotes. Después de pasar aproximadamente un tercio de su vida discerniendo y preparando para el sacerdocio desde lejos, está feliz de haber llegado a su hogar.

“Uno puede pasar tanto tiempo en el seminario, pero hay mucho para aprender de su primer párroco y los sacerdotes”, dijo el P. Connealy, que va a Flagstaff para ministerio en el campus de Northern Arizona University y la Parroquia San Francisco de Asís.

El P. Loeffler estuvo de acuerdo. Se siente en paz con sus primeros esfuerzos sacerdotales, incluso si se tropieza. Dios usa a personas débiles todo el tiempo, dijo.

“Soy un infante sacerdote, pero está bien porque Dios ha hecho mucho más con mucho
menos”, dijo.

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