Memoria y celebración:
La Iglesia renueva su Liturgia del Matrimonio

El Obispo Olmsted anima a los fieles para celebrar aniversarios de boda por reflexionar sobre el momento cuando los cónyuges realizaron sus votos, como con Sylvester y Angela Geurts de Wisconsin, que este año celebran sus 70 años de matrimonio. (CNS photo/Sam Lucero, The Compass)
Parte 1 de 2

Esta es la primera de una serie de dos partes sobre La Orden para Celebrar el Matrimonio.

La Iglesia nos ha dado una nueva traducción al inglés de su orden de celebración de matrimonio. Este nuevo documento litúrgico nos ofrece una buena oportunidad para la catequesis sobre la vocación del matrimonio en la Iglesia y la sociedad. Teniendo en cuenta esto, a partir de hoy, examinaré algunas de las ideas frescas y nuevas prácticas litúrgicas encontradas en este maravilloso nuevo ritual.

Vamos a empezar esto no al principio sino al final, que es en el tercero de los tres apéndices donde algo jamás encontrado en anteriores rituales de matrimonio ha sido añadido, es decir, la Orden de Bendición de un Par Casado … en el Aniversario de Matrimonio — una hermosa y poderosa bendición litúrgica en la que la pareja se participa, pero no renueva, sus votos matrimoniales.

¿Por qué no renovar los votos matrimoniales?
El Reverendísimo Thomas J. Olmsted es le obispo de la Diócesis de Phoenix. Fue instalado como el cuatro obispo de Phoenix el 20 de diciembre de 2003, y es el líder espiritual de los 1,1 millones católicos en la diócesis.

Los votos de matrimonio en una boda son diferentes a cualquier otra promesa hecha por seres humanos. El Señor, el autor del matrimonio y Creador de todo, ha dado a estos votos un particular poder sacramental. La Iglesia enseña la máxima que “El intercambio de consentimientos entre los esposos … hace el matrimonio” (Cfr. Catecismo, #1626). ¡Esto es realmente una cosa extraordinaria. El intercambio de votos matrimoniales (del consentimiento) entre dos bautizados, combinados con la gracia de Dios, hace el Sacramento una realidad!

Una comparación con otro Sacramento puede ayudar a explicar este singular fenómeno: pueden ser renovados nuestras promesas bautismales regularmente porque no fueron estas promesas lo que nos hicieron hijos de Dios, sino más bien el vertir del agua o la inmersión en ella, junto con la declaración ministerial, “Te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. No es necesario y realmente no se puede, para continuar la analogía, volver a bautizar a una persona para recordar el momento poderoso del bautismo. Es lo mismo con los votos matrimoniales. No es necesario y realmente no debemos reafirmar los votos. Sin embargo, los matrimonios fieles deben ser celebrados, el compromiso renovado y la fidelidad de Dios recordada con alabanza agradecida.

Es correcto tener este nuevo rito

La memoria, ayudada por la celebración de aniversarios matrimoniales, es una parte tan poderosa de la vida humana que la Iglesia ha decidido, especialmente en este tiempo de crisis matrimoniales y la ruptura de la vida familiar, para proporcionar una bendición especial para celebrar aniversarios de boda.

En este rito de bendición del marido y mujer, cada uno a su vez, recuerda con agradecida alabanza el momento de su consentimiento que dieron hace años antes: “Bendito Tú eres, Señor, porque por Tu bondad tomé (nombre) como mi esposa (o esposo)”. Tenga en cuenta el tiempo pasado “tomé” aquí. La pareja está recordando activamente y alabando, apreciando pero no rehaciendo sus votos. Después, ofrecen la siguiente oración a Dios:

“Bendito Tú eres, Señor, porque en los buenos y los malos momentos de nuestra vida has estado parado amorosamente a nuestro lado. Ayúdanos, te rogamos, a permanecer fieles en el amor el uno para el otro, para que seamos verdaderos testigos de la alianza que has hecho con la humanidad”.

Luego, el sacerdote bendice a la pareja con las siguientes palabras:

“Que el Señor les mantenga seguros todos los días de su vida. Sea su comodidad en la adversidad y su apoyo en la prosperidad. Que Él llene su hogar con sus bendiciones. Por medio de Cristo nuestro Señor”.

Cuando tuve el privilegio, el mes pasado, de celebrar la Misa y bendición para mi hermano mayor y su esposa en su 50º aniversario de boda, era no sólo un tiempo de gracia para ellos y sus hijos y nietos pero también profundamente conmovedora para todos los que estaban presentes. Renovó en nosotros una confianza más profunda en la Providencia amorosa de Dios en el trabajo en todas las alegrías y tristezas que forman parte de nuestras vidas.

Tenemos que celebrar la fidelidad de Dios

Como se acerca el día de San Valentín, nuestra atención es llamada inevitablemente al matrimonio y el amor romántico. ¿No sería bueno aprovechar esta ocasión para reflexionar sobre quién es la fuente del amor y el autor del matrimonio? Si usted o alguien a quien ama pronto marcará un aniversario de boda importante, asegúrese de tomar tiempo para celebrar y alabar al Señor Jesús, el Novio de la Iglesia.

Personalmente, voy a comenzar a utilizar esta Orden de Bendición en nuestra Diócesis de Phoenix en la Misa Anual de la Celebración de Matrimonio, que tomará lugar el 30 de septiembre del 2017, cuando honraremos nuestras parejas casadas que celebran aniversarios especiales este año.

La Novia de Cristo, la Iglesia, se regocija en la memoria del momento Sacramental del consentimiento de cada pareja casada en su seno protector. También se regocija en la misión del Santo Matrimonio: la fundación de la iglesia doméstica: la familia. Por otra parte, se alegra de que en cada matrimonio, Cristo concede a los esposos la gracia de crecer en la santidad en su casa, así preparando a sus hijos para llevar adelante y pasar a la siguiente generación la bendición de la vida familiar unida y hecha fecunda en Cristo.