CATHOLIC BISHOPS OF ARIZONA

STATEMENT ON SCHEDULED EXECUTION OF AARON GUNCHES

March 11, 2025

It is troubling that after a respite of over two years, the State of Arizona is set to resume executions and has scheduled another one for Aaron Gunches.  Sadly, it is likely that even more executions will follow in the near future.

The Bishops of the Arizona Catholic Conference (ACC) remain steadfast in our opposition to the death penalty, especially in this modern era.  In doing so, we are united with Pope Francis who has advocated for a global end to capital punishment.

In discussing capital punishment, however, it is first critical to never forget the horrible crimes committed and the terrible loss experienced by the families of victims.  Our concern is for all who are victims of such heinous crimes, and we support the provision of compassionate and professional assistance to the families and loved ones of victims.  We fervently pray for their healing and that their needs are never forgotten!

As bishops, our primary opposition to the death penalty is rooted in the teaching of the Catholic Church that every person is created in the image and likeness of God.  For this reason, we are compelled to uphold the sacred dignity of all human life.

We are also mindful of the many problems associated with the death penalty that are in conflict with the concepts of human dignity and equal application of the law.  Specifically, across the nation, including in Arizona, the use of the death penalty is troublesome because it is often influenced by factors such as geography and is disproportionately imposed on people of color and of limited economic means.

Furthermore, the risk of executing an innocent person is not illusory.  More than two hundred people in the United States have been wrongfully convicted and sentenced to death only to be later exonerated.  In Arizona alone, eleven people have been released from death row after evidence was later found to exonerate them.

The execution of prisoners can also be problematic in that it may deny them a final chance at redemption and salvation.  As Catholics we believe that all of us, including even the worst sinner, has a chance at forgiveness and to reconcile themselves with God as long as they live.  While some inmates on death row do seek forgiveness, the execution of others permanently closes this door.

We are fortunately living in a time where modern prisons create an environment that does not require the death penalty to keep us safe.  Our society is able to achieve justice and protect its population from harm.

Accordingly, the resumption of capital punishment in Arizona is an extremely expensive proposition that is fraught with many of the problems discussed.  It furthers a culture of death that is all too common in our society and is something that we are called to reject.

As the Bishops of the Arizona Catholic Conference, we, therefore, encourage all people of goodwill to join us in praying and advocating for an end to the death penalty and for the soul of Aaron Gunches as his scheduled execution date approaches.

Most Rev. John P. Dolan
Bishop of Phoenix

Most Rev. Edward J. Weisenburger
Apostolic Administrator of Tucson

Most Rev. James S. Wall
Bishop of Gallup

Most Rev. Eduardo Nevares
Auxiliary Bishop of Phoenix


Declaración de los Obispos de la Conferencia Católica de Arizona sobre

la ejecución programada de Aaron Gunches

11 de marzo de 2025

Es preocupante que, después de una pausa de más de dos años, el Estado de Arizona esté a punto de reanudar las ejecuciones y haya programado otra para Aaron Gunches. Lamentablemente, es probable que más ejecuciones sigan en un futuro cercano.

Los obispos de la Conferencia Católica de Arizona (ACC, por sus siglas en inglés) permanecemos firmes en nuestra oposición a la pena de muerte, especialmente en esta era moderna. En ello, estamos unidos al Papa Francisco, quien ha abogado por el fin global de la pena capital.

Sin embargo, al hablar sobre la pena de muerte, es fundamental no olvidar nunca los horribles crímenes cometidos y la terrible pérdida que han experimentado las familias de las víctimas. Nuestra preocupación es por todas las personas que han sido víctimas de estos atroces delitos, y apoyamos la provisión de asistencia compasiva y profesional a las familias y seres queridos de las víctimas. ¡Oramos fervientemente por su sanación y para que sus necesidades nunca sean olvidadas!

Como obispos, nuestra principal oposición a la pena de muerte se basa en la enseñanza de la Iglesia Católica de que toda persona es creada a imagen y semejanza de Dios. Por esta razón, estamos llamados a defender la sagrada dignidad de toda vida humana.

También somos conscientes de los numerosos problemas asociados con la pena de muerte que entran en conflicto con los conceptos de dignidad humana y aplicación equitativa de la ley. En particular, en todo el país, incluida Arizona, el uso de la pena de muerte es preocupante porque a menudo está influenciado por factores como la ubicación geográfica y se impone de manera desproporcionada a personas de color y con recursos económicos limitados.

Además, el riesgo de ejecutar a una persona inocente no es una posibilidad remota. Más de doscientas personas en los Estados Unidos han sido condenadas erróneamente y sentenciadas a muerte, solo para ser exoneradas más tarde. Solo en Arizona, once personas han sido liberadas del corredor de la muerte después de que se encontraran pruebas que demostraban su inocencia.

La ejecución de prisioneros también puede ser problemática, ya que puede negarles una última oportunidad de redención y salvación. Como católicos, creemos que todos, incluso el peor pecador, tienen la posibilidad de recibir el perdón y reconciliarse con Dios mientras vivan. Si bien algunos reclusos en el corredor de la muerte buscan el perdón, la ejecución de otros cierra permanentemente esta puerta.

Afortunadamente, vivimos en una época en la que las cárceles modernas crean un entorno en el que la pena de muerte no es necesaria para garantizar nuestra seguridad. Nuestra sociedad puede lograr justicia y proteger a la población sin recurrir a la pena capital.

En consecuencia, la reanudación de la pena de muerte en Arizona es una decisión extremadamente costosa y plagada de muchos de los problemas mencionados. Contribuye a una cultura de la muerte que es demasiado común en nuestra sociedad y que estamos llamados a rechazar.

Como obispos de la Conferencia Católica de Arizona, alentamos, por lo tanto, a todas las personas de buena voluntad a unirse a nosotros en la oración y la defensa del fin de la pena de muerte, así como a orar por el alma de Aaron Gunches mientras se acerca la fecha programada de su ejecución.

Reverendísimo John P. Dolan
Obispo de Phoenix

Reverendísimo Edward J. Weisenburger
Administrador Apostólico de Tucson

Reverendísimo James S. Wall
Obispo de Gallup

Reverendísimo Eduardo Nevares
Obispo Auxiliar de Phoenix