Ministerio ofrece apoyo, esperanza a encarcelados

Marina Salazar, derecha, una voluntaria con el ministerio Mano a Mano, reza con Dominica, una ex-reclusa. El ministerio recibe apoyo por medio de la CDA. (Billy Hardiman/CATHOLIC SUN)

Cuando Dominica salió del centro penitenciario de mujeres en Perryville, Marina Salazar la estaba esperando con un cubo de pintura decorado. Al igual que lo hace para todas las mujeres a las que asesora, la voluntaria del ministerio Mano a Mano (Hand in Hand) llena el cilindro de metal con regalos como maquillaje, un cepillo y pasta de dientes, un rosario y una Biblia.

La Campaña de Caridad y Desarrollo (CDA)

La CDA apoya las obras de la Diócesis de Phoenix a través de más de 70 organizaciones caritativas y comunitarias en la Diócesis de Phoenix.

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“El cilindro representa su lista de deseos para poner sus planes y sueños”, dijo Salazar sobre su regalo simbólico.

Una oculista con licencia, Salazar ha sido voluntaria durante siete años con Mano a Mano, un programa Católico que ayuda a guiar y apoyar a las mujeres que están encarceladas durante su tiempo en prisión, y después de su liberación.

“Quiero ser una inspiración para estas aprendices y dejar mi huella en sus corazones”, manifestó Salazar.

Ella ha tenido muchas mujeres que comienzan el programa en prisión y que han cambiado sus vidas con éxito después de ser liberadas. Dominica, quien trabajó duro para completar el programa, ahora tiene dos trabajos, vivienda, un automóvil y un hijo en la universidad.

“Es un programa realmente bueno”, dijo Dominica acerca de Mano a Mano. “Te ayuda a descubrir quién eres y qué quieres en la vida”.

Mano a Mano es parte del Ministerio de Prisiones de la Diócesis de Phoenix que atiende a hombres, mujeres, jóvenes y jóvenes adultos con servicios Eucarísticos, estudio de las Escrituras, programas de tutoría y ayuda una vez que son liberados, dijo el director Kevin Starrs. El ministerio también ayuda a las familias de los internos con suministros de regreso a la escuela y regalos de Navidad, y ayudan a los internos después de que se les libera con tarjetas de regalo para alimentos y ropa, así como otros servicios de apoyo, añadió.

Como uno de los 71 programas en la diócesis financiados por la Campaña de Caridad y Desarrollo (CDA), Starrs indicó que la diócesis puede operar el ministerio vital y sus programas.

“No CDA, no Ministerio de Prisiones”, señaló Starrs.

Marina Salazar, derecha, una voluntaria con el ministerio Mano a Mano, consola Dominica (afuera del foto), una ex-reclusa. El ministerio recibe apoyo por medio de la CDA. (Billy Hardiman/CATHOLIC SUN)

Ministerio en las Prisiones

El Ministerio de Prisiones es una comunidad evangelizadora y se basa en voluntarios diocesanos, quienes no tienen miedo ni vacilan en traer el Evangelio a todas las personas, especialmente a quienes están internados.

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Lisa Wentz, directora del programa CDA, dijo que es importante recordar que “los hombres y mujeres encarcelados también son hijos e hijas, padres y madres”.

“La mayoría se enfrenta a una subida cuesta arriba tras su liberación”, dijo Wentz. “Los ministros de prisiones ayudan a los encarcelados a construir confianza y una base firme en Dios, imaginar un futuro y, con suerte, conectarse con un sistema de apoyo positivo. La CDA garantiza que el Ministerio de Prisiones cuente con el personal necesario para coordinar diferentes programas ministeriales para hombres y mujeres en las cárceles de nuestra diócesis”.

Con aproximadamente 150 voluntarios ya sirviendo en el Ministerio de Prisiones a través de la diócesis, Starrs llama a la obra “un puente de la Iglesia a la prisión”.

Agregó que se siente inspirado por los voluntarios que suelen ser feligreses promedio sin experiencia en las cárceles, pero que se sienten llamados a servir en el ministerio. Se enfrentan a un proceso de dos meses, a un entrenamiento extenso y, a menudo, deben esperar hasta una hora para ingresar a las instalaciones o, a veces, se rechazan si hay alguna dificultad.

Aseguró que la razón por la que los voluntarios persisten es que el trabajo les resulta satisfactorio: los internos están agradecidos con los voluntarios y su tiempo.

“En mi posición, recibes muchas bendiciones”, dijo Starrs. “Te bendicen los propios reclusos y los voluntarios te bendicen”.