El Obispo Thomas J. Olmsted celebra la Misa de Sanación y Reconciliación bilingüe del Adviento para las victimas de abuso y a sus familias el 11 de diciembre en la Parroquia San Jerónimo. (Ryan Everson/CATHOLIC SUN)

Por Ryan Everson
El Sol Católico

Oficina de Protección de Niños y Jóvenes

La Diócesis de Phoenix insta a cualquier persona que haya sido víctima de abuso sexual cuando fue menor de edad o conoce a abuso, por cualquier empleado o voluntario de la Iglesia Católica Romana, a que se comunique con la policía, al Departamento de la Seguridad de Niños, y a la Oficina de protección de niños y jóvenes.

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La misión de La Oficina de Entrenamiento para un Ambiento Seguro es prevenir el abuso sexual, físico y emocional al igual que el abandono de niños y jóvenes por medio de una educación continua, creando conciencia y mantener el compromiso de proteger a todo niño y joven.

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Mientras los fieles católicos continúan lidiando con los escándalos de abuso revelados el año pasado, el Obispo Thomas J. Olmsted se dirigió a la comunidad local durante la Misa de Sanación y Reconciliación bianual bilingüe de la Diócesis de Phoenix el 11 de diciembre en la Parroquia San Jerónimo.

La liturgia congregó a más de 200 personas de toda la diócesis, para unirse en oración por la sanación de las víctimas de abuso sexual, y para pedir la guía de Dios para prevenir el abuso en el futuro.

El servicio comenzó con un Rosario dirigido por estudiantes de la Escuela San Jerónimo. Uno por uno, los niños fueron al ambón para dirigir a la congregación durante cada década del Rosario, alternando entre español e inglés.

Luego, el P. Gary Regula, el párroco de San Jerónimo, se unió los ahí presentes en una Letanía para la sanación, en la que éstos pidieron por los que han sufrido abusos, así como por el arrepentimiento de los que los cometieron. La letanía incluyó la petición de intercesiones a varios santos, como Santa María Goretti, la santa patrona de la castidad y de las víctimas de abuso sexual.

Refiriéndose a la Primera Lectura, “Consuelen, dice Yavé, tu Dios, consuelo a mi pueblo” (Is. 40:1), el Obispo Olmsted lo relacionó con la vida del compositor de música clásica cristiana, Georg Friedrich Händel.

“El hambre profunda de consuelo comenzó muy temprano en la vida de Georg Friedrich Händel”, dijo el obispo. “Se desbordó en creatividad y talento … pero no importó lo que hizo o el reconocimiento popular que ganó, no pudo complacer a su padre”, quien consideraba que las actividades musicales de Händel eran una “pérdida de tiempo”.

“La lucha de Händel para enfrentar la dolorosa oposición de su padre explica mejor la exquisita belleza de su más famosa composición titulada el ‘El Mesías’”, continuó. Luego explicó que así como Isaías contenía las primeras palabras de las Escrituras para la Misa, también es la primera estrofa cantada en la canción “El Mesías”.

“La necesidad de Händel del consuelo de Dios y la necesidad de cada uno de nosotros de la sanación que viene de Dios son provistas abundantemente por Jesús”, subrayó el Obispo Olmsted.

Señalando que Händel tenía una “herida supurante” debido a su ríspida relación con su padre, el Obispo Olmsted se dirigió a aquellos que tienen heridas emocionales y espirituales a causa del abuso sexual.

“Tú y yo estamos hechos a la imagen de Dios”, dijo. “Pero con qué facilidad podemos perder de vista la imagen de Dios en los demás. Esto sucede en el pecado del abuso sexual. El abusador viola la dignidad de la persona que abusa, y a la persona maltratada se le hace muy difícil creer en su propia dignidad y también creer en el amor de Dios. Por eso el abuso sexual es un mal grave”.

Enseguida, el obispo reflexionó sobre la parábola de las ovejas perdidas, un pasaje del Evangelio de esa noche.

“Jesús nos dice: ‘no temáis al pequeño rebaño’”, expresó. “También va en busca de los perdidos a través de Su cuerpo, la Iglesia. Y cuando Él encuentra a los perdidos, como escuchamos en el Evangelio de esta noche, Jesús se regocija”.

La liturgia fue mucho más emotiva que una Misa ordinaria, por lo que dejó a muchos con una mayor sensación de alivio y paz.

“Simplemente creo que fue lo más hermoso y maravilloso que pudimos hacer. Simplemente me encantó”, dijo un feligrés de San Jerónimo que pidió permanecer en el anonimato. “Necesitamos hablar sobre [el abuso], las personas que lo sufren necesitan poder liberarlo … y necesitan saber que no están solos”.

“Es importante mostrarle a la gente que … a nuestro obispo realmente le importa, y a pesar de todo lo que leemos, nuestro obispo realmente hace un esfuerzo para ayudar en el proceso de sanación”, dijo el Diácono Roy Drapeau, quien asistió en la Misa.